De nuevo: Gracias

Serendipia: Hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.

Ese deleitoso hallazgo que llevo saboreando más de un mes y me ha desviado un poco de mi principal propósito: terminar mi libro. Escribir y expresar.

Me faltan unos tres capítulos para acabar mi libro y yo dibujando y diseñando camisetas... a quién se le ocurre.

Pues a alguien impulsiva, con ganas de ir pisando los charcos con tanta energía que las gotas le mojen el pelo al salpicar. Alguien que no se cansa de no tener miedo y que si los tiene, se hace una coleta, cierra los ojos y piensa: "el mundo es mío". Y lo mejor es que se lo cree. ..

Noviembre Dulce

¡Buenos días!

Os presento el cartel de mi próxima exposición con nuevos dibujos e ideas creativas.

La exposición tendrá lugar en SHOW CASE, un espacio ocupado como galería de arte en el Centro Comercial Vialia (frente a la tienda Zara, en la planta baja), del 10 a 26 de Noviembre, en horario comercial, de 10 a 22h.

La presentación será el próximo Jueves 10 de Noviembre, a las 19:30h.

Os espero. 



-JE.A.-

ELSA

Sí, hablo de ti, pequeña. Te hablo a ti. Rubita, charlatana, con rizos perfectos y encantadora niña. ¿Sabes qué? Me encantaría que algún día dijeras a tu madre que quieres ser escritora. Te animaría tanto a que lo hicieras. Ojalá crezcas rodeada de letras, cuentos, historias inventadas, de palabras que den sentido a tu vida, de amores, de magia, de momentos que no quieras borrar y de frases que quieras guardar con llave para siempre.


Como mujer que fue también una niña como tú y que quiso empezar escribiendo el mundo desde otra perspectiva más cuidada, más adornada y mucho más endulzada, déjame decirte algo: lo mejor de las historias no es escribirlas, es vivirlas. La mejor parte de inventar es esa que dejas que se convierta en realidad...

Gracias

Mi primer dibujo a lápiz nació al querer hacer yo misma la portada de mi primer libro casi terminado. Y al igual que lo que escribo, no es que tuviera mucha técnica (ni siquiera poca), ni que algo especial llamara la atención en él, pero significaba mucho más de lo que aparentaba...

El mundo de Julie

“Cuando te das cuenta de que no te falta nada, el mundo entero es tuyo”. Hoy he leído esto publicado en una red social. Y la he repetido mil veces en voz alta, preguntándome a la misma vez cuántos mundos he creído que me pertenecían a lo largo de mi vida.


Uno, por cada etapa. Uno por cada vez que me rompían el corazón. Uno por la tierna infancia y otro dedicado a la adolescencia. Y como no, otro para la cruda realidad de hacerse mayor y uno y medio más he necesitado para madurar...

Diario de

No soportaba la idea de una despedida, pero cuando se forzaba a imaginarla, en un día de lluvia, con su álbum de fotos, la suponía triste y melancólica, como ya había sido la primera y última vez entre ellos.


Se marchó después de dieciochos días enamorados, recorriendo calles sorprendentemente interminables, visitando lugares insólitos, riendo en cada esquina, en cada boca de metro. Admirándose, mirando de un lado a otro, para enamorarse aún más. Disfrutando del sol que los iluminaba en cada paseo, divirtiéndose en las noches con luces de colores y escaleras rojas. Sonriendo otra vez, en cada amanecer. Inmensamente felices de estar juntos.


Un amor que arrasaba con todo. Una historia acelerada y caótica, sin paciencia. Una ansiedad contenida por ver más allá de los enormes edificios.

¿Sabes una cosa?

Me gustas cuando dices tonterías, cuando sales a por chocolate cuando estoy con antojo, cuando te enfadas cuando llegamos tarde al cine, cuando metes la pata y cuando cuelgas los cuadros torcidos. Me gustas cuando llegas a casa y no puedo dejar de abrazarte, cuando preparas dorada al horno, cuando simplemente te ríes. Me gustas cuando me escribes un mensaje en ese preciso momento en que lo necesito, cuando das vueltas con los dedos a la nueva alianza que nos une. 

Me encantas cuando saludas a gente desconocida desde el coche, y mucho más aún cuando me coges de la mano y la pones en tu cintura cuando vamos en moto. Me gustas cuando dices “no pasa nada”, me gustas cuando lo dices todo sin decir nada, me gustan nuestros viajes y cuando vemos un álbum sentados en el sofá. Me gustan tus besos antes de irte a trabajar, y todos nuestros paseos por la playa. 

Me gustas cuando me perdonas un olvido. Me gustas cuando me cuentas qué tal el día desde la ducha. Me encanta cuando me tranquilizas y me cuidas. Cuando me recuerdas que las parejas más felices no tienen el mismo carácter, sino que tienen la mejor comprensión de sus diferencias, que ser valiente no sale caro, porque ser cobarde no vale la pena. Me gustas porque contigo no temo ser lo que soy.

Por ese sentimiento de poder que no descuidamos...

I Exposición

Ayer fue un día especial...

Me alegra mucho comunicaros que por primera vez una selección de mis dibujos estará expuesta durante todo el mes de Octubre en Café del Viajero, en pleno centro de Málaga.


Hoy va por tí

La lentitud de algo resulta directamente proporcional al peso que suponga en tu vida, es por eso que todo llega cuando debe llegar y que todas las cicatrices no se curan de igual forma.


Gris y algo más

Dicen que todos nos identificamos con un color. El mío sin lugar a dudas era el rosa.

Rosa, sí. Como la pared de un bebé que será niña, rosa como el algodón de azúcar, como mis tazas de Hello Kitty. Como las hojitas de olores que intercambiábamos cuando éramos pequeñas, como la sombra de ojos de Mary Kay del número treinta con la que me maquillo de vez en cuando. Rosa como los flamencos de Selwo Aventura, como la portada de mi libro favorito. Rosa en sus diferentes gamas, el rosa de mis primeras Converse, o como ese rosa de unas mejillas ruborizadas por amor, por vergüenza, o por frío.


Durante todo ese tiempo de rosa, me encantaba pintar toda clase de muñecas y paisajes y un buen día decidí comenzar a experimentar otros colores. Lo que más me maravillaba era mezclarlos todos y el resultado de esas mezclas tan extrañas. Era divertido observar cómo se transformaban los tonos y creer que era yo quien los inventaba.

Hueco en la ventana

Las preguntas duran un tiempo determinado, siempre. Después dejamos de pensar en ellas en cuanto ocupamos con otra pregunta el hueco que dejamos vacío, siempre.

Últimamente había estado pensando que se merecía mucho más de lo que tenía. Y no se refería precisamente a sus bolsos de marca, o sus zapatos de diseño. Tampoco al carmín caro de sus labios.

Creía que era valiente para decirlo. Generalmente nos creemos fuertes y heroicos para enfrentarnos a todo lo que nos produce intranquilidad y desazón. Como en las películas de terror, esas que tanto me gustan, en las que el asesino camina impasible con su arma ya empapada de sangre; la chica guapa permanece dentro de la casa corriendo delante de él, buscando de la manera más escandalizadora un objeto con el que contraatacar, decidida a ello. ¿Y qué haríamos el resto de la humanidad en esa situación? Permanecer aterrados en un rincón de la habitación con la sábana entre las manos, o bien, buscar una puerta y salir pitando.   

Y así vivimos. Tapando huecos falsos.




Es el miedo al dolor en cualquiera de sus vertientes, el miedo a estar solos, a salir por la puerta trasera y perdernos por un camino que empezó siendo nuestro y acabó en manos de un completo extraño.
Pero él no era el extraño en su camino. Más bien sus ojeras, las arrugas en la frente, los dientes torcidos, su ceja más alta que la otra, el cansancio y el aburrimiento. Sus cuatro paredes y su ventana, 
a través de la cual no encontraba ningún otro sendero que la llevara a la metamorfosis.

Aquella foto encima de su escritorio le hizo recordar en lo atrevido que le resultaba cortarse el flequillo. Y al mismo tiempo olvidó la última vez que lo hizo. Aquel tiempo en el que se sentía poderosa y fuerte con sus tijeras en la mano. Aquel tiempo en que combinaba el color naranja con el rosa, y las camisas de rayas con pantalones de cuadros.

Cerró los ojos por un momento a la vez que una lágrima recorría su seca mejilla.

Qué cobarde resulta doblar esa esquina, la que te separa de tus cuatro paredes de aquello que no controlas.


Y qué cobarde fue por su parte, también, dejar aquella nota escrita.  

Julie- 


Hoy en día

Hoy en día está de moda ser un auténtico desastre. Decir palabrotas, ser puntual, la histeria, el drama, los libros por las máquinas de pesas, el maquillaje en exceso, las prisas, y más prisas. 

Hoy en día está de moda la moda, ir todos iguales; intercambiar la plancha del pelo por canicas y la educación por impaciencia. Está de moda ser materialista. El libertinaje (que no la libertad); la ambigüedad y conversar a través del teléfono móvil.

Por suerte Paula no había olvidado el sentido de tomar un café con alguien.

...

Nuestras palabras


Tal vez…
Tal vez sea yo, que paso mucho tiempo obsesionada entre palabras, escribiéndolas sobre mi libreta ya destrozada o tecleándolas en el portátil. Quizás sea que ya no diferencio mi mundo real de lo que imagino, porque últimamente van los dos de la mano. Al igual que la rutina de los relatos o lo que me resulta más mágico de lo corriente.

El caso es que, entre tantas letras, comas, títulos, cuentos, cartas, puntos suspensivos y puntos a parte, hay muchas clases de personas. Aquellas que solo pueden ser acción, causa, solución o resultado.  Las que pasan tan desapercibidas que no permanecen en ningún párrafo. Aquellas que te enseñan, aunque sus enseñanzas sean dolorosas. Aquellas personas que son el verbo de la frase de tu vida, el sujeto o sencillamente todos los adverbios de la enciclopedia.

Lluvia de paz

Tormenta de colores, cantar bajo la lluvia con paraguas rosa y botas de agua hasta las rodillas. Un charco enorme. Y todo comienza a fluir ahora. Chubasquero gris, para que las gotas no calen demasiado. Maquillaje y labios rojos, para abrigar las heridas que un día consentí. Miedo a perder otra vez, pero también a ganar.


Luego, “La vida es bella”, sofá y manta. Y sentir esa lluvia por todos los rincones de la casa. Estar a salvo. Permanecer a solas, muy quieta.

La tormenta me despierta y me pongo de nuevo el chubasquero, ese de bolígrafo y papel, ese que hace que nada de lo que pienso cale demasiado; y escribo hasta que escampa y en la tierra se filtra y mi corazón se enfría, muy poco a poco. Como líneas paralelas; igual que aquellas que dibujaba cuando empezaba a aprender que uno más uno pocas veces podía ser igual a dos. Los minutos que me quedan para chasquear los dedos y volver al principio. Para volver a sumar. Para empezar a vivir.  

- JE.A.-

Cartas que nunca escribiste

Un día de Noviembre, allá por el año 2015, me presenté a un concurso de microrrelatos. Mi carta fue seleccionada en el
I Concurso de cartas Ojos Verdes Ediciones “Cartas que nunca escribiste”

Un pequeño sueño se hacía realidad.

Y publicaron un libro con todas las cartas seleccionadas.

Esta es la mía: