Querida extraña

Querida extraña:
Veo que has estado llorando. ¿Otra vez? Tus ojos siempre te gustaron, tu mirada siempre quedaba fija en lo más importante de cada escena. Ahora todo te parece difícil. Lo sé. Lo sabes de sobra.
Tu escena favorita llegará, no te preocupes. Sigue llorando, no te culpes. Al final el pañuelo se secará y volverás a guardarlo en el cajón. Quedará solo esa sonrisa infantil y asustada. Esa alegría de ser y de estar.