Sí, hablo de ti, pequeña. Te
hablo a ti. Rubita, charlatana, con rizos perfectos y encantadora niña. ¿Sabes
qué? Me encantaría que algún día dijeras a tu madre que quieres ser escritora.
Te animaría tanto a que lo hicieras. Ojalá crezcas rodeada de letras, cuentos,
historias inventadas, de palabras que den sentido a tu vida, de amores, de magia,
de momentos que no quieras borrar y de frases que quieras guardar con llave
para siempre.
Como mujer que fue también una
niña como tú y que quiso empezar escribiendo el mundo desde otra perspectiva
más cuidada, más adornada y mucho más endulzada, déjame decirte algo: lo mejor
de las historias no es escribirlas, es vivirlas. La mejor parte de inventar es
esa que dejas que se convierta en realidad...