Escupe nudos y ata el corazón


-Te pasa algo.

Ni siquiera pude sostener su mirada. Ni siquiera lo preguntó.

-Contéstame.

Yo seguía pensando en qué momento sucedió.

-¿Qué?

-No te hagas la tonta. Sé que ocurre algo. Vamos. Cuéntamelo.

-¿Cuándo? Le contesté con una pregunta y la conversación se enrarecía cada vez más.

-¿Te refieres a cuándo me enamoré de ti?


¿Ves? Dije para mí. No me conoces bien. Mi pregunta no era esa. Batalla ganada. 

-Me enamoré de ti en el mismo momento en que creí conocerte de verdad.

Mis ojos se abrieron como platos.

-No tienes defensa.

-¿Qué sabrás tú? Le contesté, apartando de nuevo la mirada.

-Más de lo quieres creer. Mucho más de lo que tu retorcida cabeza pueda imaginar.

-¿De verdad quieres saber qué me pasa?





-No.

-Me vas a volver loca. Esto no tiene ningún sentido. Dije esbozando una sonrisa.

-¿Y cuántas cosas extraordinarias suceden con cordura?

Tuve que volver a sonreír. Con la cabeza a un lado para que no se notara.

-Demasiado tarde.

-¿Demasiado tarde para qué?

-Para esconderte.

Me puse seria de nuevo.

-Yo no me escondo de nada.

-¿De mi tampoco?

-Un poco quizá.

-¿Por qué?

Resultaba  sorprendente e inquietante cómo la primera vez que le vi era solo alguien y cómo ahora lo era todo.

Qué suerte tener a alguien a tu lado. A tu lado de verdad. No un “a tu lado” fingido, ni un “a tu lado” por comodidad.

Un “a tu lado” que te redescubre cosas que ni tú misma conocías.

-Miedo a perderme. Tal vez.

-Ya estás bastante perdida.

Después de unos instantes comencé a esperar que surgiera algún pensamiento negativo, del tipo “seguro que al final se nos acaba el amor”. Porque eso es lo que hacemos cuando nos estamos enamorando; desconfiar de la felicidad que nos ha dado la espalda, incluso aunque la tengamos delante en forma de una pareja de desconocidos.

Pero no.

Enamorarse es mucho más que el principio, mucho más que una fecha de caducidad. 
¿Después de eso solo queda el amor? ¿Y el resto de la palabra?

Después de enamorarse solo queda enamorarse más aún. Si cabe. Y perderse.
Y quien diga lo contrario es que vive a medias. Con media pasión. A medias tintas.

-JE.A.-


No hay comentarios:

Publicar un comentario