Querida extraña

Querida extraña:
Veo que has estado llorando. ¿Otra vez? Tus ojos siempre te gustaron, tu mirada siempre quedaba fija en lo más importante de cada escena. Ahora todo te parece difícil. Lo sé. Lo sabes de sobra.
Tu escena favorita llegará, no te preocupes. Sigue llorando, no te culpes. Al final el pañuelo se secará y volverás a guardarlo en el cajón. Quedará solo esa sonrisa infantil y asustada. Esa alegría de ser y de estar.
No son palabras de consuelo, es la realidad que te aguarda. Porque yo soy tú y desde donde te hablo eres tan feliz, soy tan feliz, que ni siquiera te acuerdas de cómo era la vida tras las barricadas. 
Te has puesto a escribir esta carta y te la has leído en voz alta. Me he puesto a escribir esta carta y mi propia voz me resulta bastante familiar. Lo sé, estás hecha pedazos de alguien que ya ni reconoces.
Y es que, querida yo, querida tú, no tienes ni idea de la felicidad que te espera. Del amor que eres capaz de sentir.. De todas las noches que le vas a sonreír al espejo del baño de cualquier restaurante embriagada de vino y besos. De las veces que amanecerás con él abrazada y el sol iluminando vuestras caras, como todos los días, aunque ahora no lo recuerdes.
Haz un pequeño esfuerzo. Solo necesitas mantenerte lo suficientemente despierta como para dar un paso. Solo uno. Estás a un paso de encontrarte conmigo. 
Así que llora, querida yo. Solo un poco más y luego cálmate. Ya viene, ya llega. 

Julie-

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