Quizás más de la cuenta.
Estoy pensando que hay días que se
empeñan en no ser como esperabas. Que te rompen todos y cada uno de tus
esquemas y planes. Y se te escapan de las manos. Te convierten en protagonista principal
de una historia que igual preferirías no haber vivido. Pero la vives. Porque no
hay otra opción.
Estoy pensando que hay agujeros
que surgen de la nada, en el momento y en el lugar más inoportuno. Y te atrapa,
siendo demasiado tarde para huir.
Buscas un rincón para soltar las
lágrimas y escupir el nudo que se enreda en el estómago. Y el rincón se queda
pequeño.
Y da igual que pienses que podrías haberlo hecho de otra manera. Que lo podrías haber evitado.
Y da igual que pienses que podrías haberlo hecho de otra manera. Que lo podrías haber evitado.
Estoy
pensando que lo que ha de pasar, pasa. Por algo. Para algo.
O tal vez solo para encontrar la grieta en tu rincón, y pintarla de color rosa.
Para
que cuando suceda de nuevo, sepas desliar el nudo y se disuelva en la garganta,
antes de escapar.
Hay
desilusiones que dan miedo. Mucho miedo. Que hacen dudar, que animan a
abandonar, a cambiar sonrisas por pinceles. Personas que desean que pintes
rincones de colores.
Pero me quedé pensando también que eso es la vida.
Y que levantarse siempre es más fácil si tienes una
mano que te extienda la risa que has perdido hoy, ayer y probablemente
cualquier otro día.
Una caricia para darte la vuelta de
nuevo, y sacudirte esos miedos. Los mismos que hacen que la montaña rusa frene
otra vez para dar paso a otras emociones.
-JE.A.-
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